viernes, 4 de julio de 2008

UN PARO QUE NO PARA NADA

Según Gilder Torres, presidente del Frente Patético de Loreto, perdón, es Patriótico, los apristas quieren tumbarse el paro del 9 de julio. Moisés Panduro Coral, actual jefe del programa estatal “Construyendo Perú” y aprista por convicción, responde de esta manera a Torres: “Los dirigentes no tienen porque quejarse cuando los apristas responden políticamente, cuando el paro es político (…) más bien los dirigentes deberían calatearse en la Plaza 28 de Julio, es una forma de protestar como se hace en países civilizados”. Al parecer lo dijo por Manuel Coronado, secretario general de la CGTP Loreto, cuyos agremiados siempre hacen acatar por la fuerza el paro a la ciudadanía. Destrozos de vehículos, daños y perjuicios contra personas, en fin, quien no los conoce.

Panduro además afirma que vivimos una época de globalización económica, con un gobierno que quiere transformar a la nación e insertarlo en el mercado de la competitividad mundial. Aunque esa función debería ser de los empresarios antes que de los gobiernos, porque no se negocia entre gobiernos, sino entre empresas. También asegura que para eso no solo se están haciendo los procesos necesarios, sino que se están mostrando “pruebas concretas” de cómo el Perú, con un crecimiento económico sostenible y una distribución de los ingresos de una manera justa y equitativa, va a lograr que la nación sea de “justicia social” y bienestar. Lo que no dice es a quien esta beneficiando ese crecimiento, a las grandes empresas que mueven la mayor cantidad de dinero en el Perú, a los políticos como AGP que reciben parte del motín. Si bien es cierto el Perú resulta atractivo para la inversión extranjera porque macroeconómicamente hablando estamos bien, pero en la microeconomía no se ve ningún cambio.

Además Panduro habla de una distribución “justa y equitativa”. Bueno, JUSTA, o que llega a las justas para solucionar todos los problemas diarios en sectores como salud y educación. EQUITATIVA, o cuasi equitativa, porque no se da lo mismo a cada sector, y eso que el presupuesto que se asigna no representa ni la cuarta parte de lo que se necesita para solucionar “en algo” los problemas. Antes que el gobierno sea el distribuidor principal de la riqueza, deberían ser los peruanos quienes se distribuyan esa riqueza, generada por ellos mismos, teniendo la libertad necesaria para hacer empresa y pagando impuestos justos acorde a la realidad. Moisés menciona que el APRA va a lograr una nación con “justicia social” y bienestar. En 1989, el APRA, con AGP a la cabeza, llevó al país a la peor crisis económica en su historia, estoy seguro que en ese momento, los peruanos si hubieran querido ajusticiar socialmente a AGP y a los apristas. Si hablamos de justicia social, seria justo que un poblador de Belén coma igual que un congresista, pero la justicia social no existe, lo único que existen son clases sociales, y todas estas generadas por la corrupción, la mediocridad, las malas prácticas gubernamentales y políticas, la carencia de ideas, el déficit moral, un pésimo sistema de gobierno, falta de visión como nación y un total desinterés por solucionar los problemas.

Lo justo será cuando las condiciones de vida en el Perú sean accesibles para todos, no se trata de que sean iguales, sino que sean justas, como pagar lo necesario por los alimentos, acceder a una buena educación con bajos costos, obtener bienes y servicios de calidad con poco dinero, conseguir trabajo en cualquier lugar, además de sueldos competitivos, acceso a viviendas dignas y atención óptima en salud (sólo por mencionar algunas reformas que se pueden dar con un gobierno limitado en sus funciones). Lo justo es que aquella persona que tiene 1000 soles para invertir en un negocio, pague lo justo para su licencia de funcionamiento, no que le quiten todo su capital en trámites, licencias y permisos. De este modo, aquella persona que comenzó desde abajo, pagando un mínimo dinero por su permiso, tendrá mayor opción de progresar, siempre y cuando algunos impuestos malos desaparezcan y otros se reduzcan. Ejemplo, la aguajera de la esquina, el periodiquero del barrio, el vendedor ambulante y millones de peruanos más que están a la espera de su libertad financiera, que en eso sí, tiene bastante que ver el gobierno.

“La desocupación, la corrupción, el narcotráfico, combatir ello no se logra
con un paro” dice Panduro, y vaya que tiene mucha razón, la fuerza popular debe dar pase a la batalla de ideas, en vez de parar, porque no plantean soluciones, y si ya tienen sus posibles fórmulas para la solución, pues habría que ver que plantea el gobierno y porque no acepta el cambio. Nada se va ganar por la fuerza, ya que el gobierno utiliza los descuentos, la policía, la justicia social y demás para tratar de aminorar este tipo de acciones. Si existe corrupción es porque el gobierno no tiene un límite en tocar fondos públicos. La desocupación deriva del sistema de gobierno, que no liberaliza la economía, sino trata de mantenerla estable coqueteando con grandes compañías mundiales y países extranjeros, haber que chorrea de ahí (caso de las mineras, petroleras). El narcotráfico es un problema que se da por la ilegalidad de la venta de droga, erradicar las plantaciones de coca no es la solución, habría que pensar en un plan de contingencia que ayude a erradicar el comercio ilegal de droga. Tal vez una mínima comercialización que beneficie a los productores, campesinos, vendedores y toda la gente que se mueve en eso. Porque la droga tiene una demanda insaciable en el mundo, cuantos millones se mueven. Nadie puede negar que la comercialización de droga enriquece a pocos, pero que tal si enriquece a muchos.

“Que paren los que quieren parar, con un paro no se va lograr nada en este momento especial, el Perú no está gobernado por una dictadura. Dónde estuvieron estos dirigentes en la época de la dictadura. No es justo obligar hacer parar a quien no quiere”. Claro que no es justo hacer para a las personas, y menos valiéndose de la “fuerza bruta”, hay mucha gente que necesita trabajar. No comparto lo de momento especial con Moisés, tal vez sea especial para él y para un número significativo más de peruanos que laboran en instituciones públicas, pero para el resto del Perú, creo que la situación esta igual de jodida que hace 10 años.

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