lunes, 17 de noviembre de 2008

LA TESIS KEYNESIANA: ¿UN MODELO PARA PERÚ EL 2009?

Hoy que la crisis financiera mundial ha llegado a su punto más sensible, auspiciado por Estados Unidos, la incertidumbre se ha incrementado en muchos países dependientes de sus relaciones comerciales multilaterales. Ante esta situación, y con la aparente “caída del capitalismo”, las teorías de Jhon Maynard Keynes emergen del baúl de recuerdos para tratar de salvar la terrible situación económica mundial. La revista Caretas (número 2052) trae un interesante artículo sobre el tema, además de algunos párrafos de lo que fue el discurso de Alan García en la CADE 2008. Para AGP el autor de referencia en estas últimas semanas de la crisis es Keynes, incluso recomienda comprar los libros del autor británico.

Keynes - cuyas ideas son precursoras de la macroeconomía - dice: “el problema de los economistas es establecer una delgada línea entre la promoción del crecimiento y la prevención de una debilitante inflación”. Durante la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos, la tesis Keynesiana sostuvo que al capitalismo no le bastaba únicamente el mercado para alcanzar su máxima expresión, el gobierno debía entrar a tallar con tres palancas: política fiscal, monetaria y presupuestal. La intervención pública ayuda a incrementar el gasto privado, estimula la demanda y la producción. El empleo pleno era la meta final de su modelo. Keynes no creía que la “mano invisible” del mercado bastaba para encaminar a las naciones al desarrollo.

Según Edmud Phelps (director del Centro para el Capitalismo de la Universidad de Columbia), los análisis de Keynes sobre la incertidumbre y la especulación eran profundos, pero su teoría del empleo era problemática y cuestionable en el mejor de los casos, aun así, y pese al escepticismo de Phelps con las ideas de Keynes, no descarta la esencia de la filosofía del economista británico (cuyas ideas fueron formuladas hace siete décadas). Alan García cree en un capitalismo con intervención estatal, eso es lo que se pudo desprender de su discurso. Los gobernantes - en el mundo entero – anuncian multimillonarios paquetes de salvataje fiscal para contrarrestar la debacle de Wall Street.
Rusia destino 32 billones de sus reservas para contener la devaluación del rublo. Michelle Bachelet (presidenta de Chile) anunció un plan de estímulos fiscales por 1500 millones para expandir el crédito a la pequeña y mediana industria y fomentar el mercado inmobiliario. En medio de la Gran Depresión, Keynes sostuvo que la única forma de revivir la “demanda agregada” (la que totaliza toda la demanda en un país), era recortar impuestos, reducir las tasas de interés y aumentar sin temores el gasto público. Para hacer crecer la economía el estado debía bombear dinero en ella, no retirarlo. El déficit era para Keynes una consecuencia con la que se podía lidiar, pero la inflación la tomaba como una amenaza inaceptable.

La distorsión de sus ideas y la ola neoliberal pareció sepultarlo, pero hoy, dada esta nueva crisis en la economía mundial, sus ideas parecen renacer tan brillantes como el sol. Keynes nació el año de la muerte de Kart Marx (1883) y murió cuando la economía internacional pasaba por el primer año del boom de la posguerra (1946). Consideraba al marxismo “ilógico y aburrido” y se autocalificaba de “economista burgués”. Trabajo en las divisiones financieras de la corona y desde entonces labró su fama. En 1936 publicó su compleja obra magna: La teoría General del Empleo, Interés y Dinero. Resultan interesantes los planteamientos del economista británico. Partiendo del hecho de que la reducción de impuestos puede significar un mayor poder adquisitivo en la sociedad y apalear en algo el alza de los productos, pasando por un trabajo organizado entre gobierno y empresas privadas donde todos ganan, hasta una agresiva inversión en puntos o áreas claves para el desarrollo de una nación. Las ideas Keynesianas mantendrán esa vigencia, ya sea en los nuevos políticos, en los posibles sistemas de salvataje o en los libros que se vendan en todo el mundo.

Punto aparte merece la “línea de defensa” - frente a la crisis mundial - del titular del MEF (Luis Valdivieso, ex trabajador del FMI). Mantener el gasto público a niveles consistentes con el PBI. No recortar el presupuesto 2009 y de ser necesario incrementarlo. Un estímulo fiscal de 6,600 millones o 1.5% del PBI. Un déficit fiscal moderado. “No vamos a permitir que la inversión en infraestructura – agua, desague, carreteras, puertos, aeropuertos – quede desatendida”, aseguró. Pero se mostró renuente a abrir el puño por ahora. Por el momento la economía peruana crece impulsada por su propia inercia. Según Walter Bayly (gerente general del BCP), para el 2009 el PBI del Perú será de 4 y 5.5%, igual que el 2006. La receta de Valdivieso es sencilla: “Compensar la demanda de la caída externa con demanda interna”. Dicho en otras palabras impulsar un TLC interno. ¿Cuándo? Nadie lo sabe con certeza. Ya que este “TLC” entre peruanos debió haber empezado años atrás y no frente a una crisis creada por terceros que afecta a todos.

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