Los decretos legislativos, 1090 (Ley Forestal y de Fauna Silvestre) y 1064, han sido suspendidos por 120 días hasta que se encuentra un mecanismo adecuado (previo acuerdo con los indígenas) para su aplicación. El saldo de la negligencia del gobierno para oír los reclamos – justos – de un sector del país, han dejado decenas de muertos, congresistas suspendidos, opiniones divididas, paros innecesarios, rencor en el pueblo indígena, millones de peruanos disconformes y un presidente con un ego por los suelos.
El país ha sangrado demasiado en los últimos días, ya fue suficiente. Si bien es cierto que con la suspensión de los decretos no se arregla ni se acaba el problema de fondo (más parece un “antalginazo” de los congresistas), al menos el gobierno tiene la intención de instalar una mesa de diálogo multisectorial (en 15 días) para buscar una salida al problema con los indígenas. En el Perú existe gente que solo piensa en revolución, en caos y en desorden. Piensan que el único medio de solución es la violencia, los paros, los desmanes y las muertes (así se llaman peruanos).
Es triste saber que todo ese – inútil - derramamiento de sangre se pudo haber evitado a tiempo si el gobierno hubiese actuado con rapidez. Pero como siempre, la terquedad de algunos políticos que ya le hicieron daño al Perú una vez, vuelve a salir a la palestra con actos de marcado autoritarismo. El paro de ayer fue una figura de lo que el pueblo quiere: una mejor comunicación del gobierno con su pueblo, sinceridad, honradez, justicia y verdad. El gobierno no puede pasar por encima del individuo. AGP no puede “zurrarse” en los derechos de miles de indígenas de la Amazonía.
La suspensión no arregla nada, es cierto, pero en la mesa de diálogo es donde los involucrados en el tema deben expresar todas sus inquietudes, reclamos y demandas. Solo con una adecuada comunicación se puede llegar a un horizonte favorable para todos. Tampoco se trata de romper los vínculos, las relaciones y los puentes que el gobierno esta ofreciendo a los indígenas (aunque demasiado tarde). Hoy es un nuevo día, es el momento de hacer las cosas bien. Mas violencia solo genera violencia, no hay nada de ciencia en eso. Si el gobierno es represivo con su pueblo, no se puede esperar que el pueblo sea tolerante y mire como una cúpula de poder hace lo que quiere con los destinos de un país.
La invitación esta hecha; un diálogo alturado, responsable y puntual es lo que se necesita entre el gobierno, los indígenas y la sociedad en general. Los paros y las movilizaciones ya tuvieron su lugar, no se puede vivir de paro en paro porque eso perjudica a miles de familias que necesitan trabajar, estudiar y sobresalir en medio de una crisis mundial. El gobierno debe plantear e informar porque sería prudencial y positivo para el Perú y la Amazonía que se apliquen los decretos en juego, así mismo, los indígenas deben exponer – contundentemente – de que forma les afecta la aplicación de los mismos, solo de ese modo se puede llegar a un final feliz para todos (al menos hasta que el gobierno haga otra “burrada”).
PD: Me enoja de sobremanera aquellos políticos que, aprovechando la coyuntura y utilizando a otras personas, salen a las calles a gritar arengas a favor de los indígenas con pancartas y banderolas de sus movimientos o partidos, lo peor es que desde el lugar en donde se encuentran no hacen nada por ellos, solo esperan que pase algo como esto para que recién se den cuenta de los problemas de esta gente.
El país ha sangrado demasiado en los últimos días, ya fue suficiente. Si bien es cierto que con la suspensión de los decretos no se arregla ni se acaba el problema de fondo (más parece un “antalginazo” de los congresistas), al menos el gobierno tiene la intención de instalar una mesa de diálogo multisectorial (en 15 días) para buscar una salida al problema con los indígenas. En el Perú existe gente que solo piensa en revolución, en caos y en desorden. Piensan que el único medio de solución es la violencia, los paros, los desmanes y las muertes (así se llaman peruanos).
Es triste saber que todo ese – inútil - derramamiento de sangre se pudo haber evitado a tiempo si el gobierno hubiese actuado con rapidez. Pero como siempre, la terquedad de algunos políticos que ya le hicieron daño al Perú una vez, vuelve a salir a la palestra con actos de marcado autoritarismo. El paro de ayer fue una figura de lo que el pueblo quiere: una mejor comunicación del gobierno con su pueblo, sinceridad, honradez, justicia y verdad. El gobierno no puede pasar por encima del individuo. AGP no puede “zurrarse” en los derechos de miles de indígenas de la Amazonía.
La suspensión no arregla nada, es cierto, pero en la mesa de diálogo es donde los involucrados en el tema deben expresar todas sus inquietudes, reclamos y demandas. Solo con una adecuada comunicación se puede llegar a un horizonte favorable para todos. Tampoco se trata de romper los vínculos, las relaciones y los puentes que el gobierno esta ofreciendo a los indígenas (aunque demasiado tarde). Hoy es un nuevo día, es el momento de hacer las cosas bien. Mas violencia solo genera violencia, no hay nada de ciencia en eso. Si el gobierno es represivo con su pueblo, no se puede esperar que el pueblo sea tolerante y mire como una cúpula de poder hace lo que quiere con los destinos de un país.
La invitación esta hecha; un diálogo alturado, responsable y puntual es lo que se necesita entre el gobierno, los indígenas y la sociedad en general. Los paros y las movilizaciones ya tuvieron su lugar, no se puede vivir de paro en paro porque eso perjudica a miles de familias que necesitan trabajar, estudiar y sobresalir en medio de una crisis mundial. El gobierno debe plantear e informar porque sería prudencial y positivo para el Perú y la Amazonía que se apliquen los decretos en juego, así mismo, los indígenas deben exponer – contundentemente – de que forma les afecta la aplicación de los mismos, solo de ese modo se puede llegar a un final feliz para todos (al menos hasta que el gobierno haga otra “burrada”).
PD: Me enoja de sobremanera aquellos políticos que, aprovechando la coyuntura y utilizando a otras personas, salen a las calles a gritar arengas a favor de los indígenas con pancartas y banderolas de sus movimientos o partidos, lo peor es que desde el lugar en donde se encuentran no hacen nada por ellos, solo esperan que pase algo como esto para que recién se den cuenta de los problemas de esta gente.
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