Paul Mc Auley es un hombre de cabellos blancos y contextura delgada. Ingles de nacimiento y fanático del Manchester United, el hermano Paul, como algunos lo llaman, es un hombre que ha dedicado parte de su vida a la defensa de los pueblos indígenas en Loreto y ha buscado sensibilizar a la gente, a través de la Red Ambiental Loreto (RAL), sobre el cuidado del medio ambiente. Paul, además de ser un “ducho” en temas medioambientales, es un ferviente luchador social identificado con la defensa de aquellas personas que algunos llaman ciudadanos de “tercera categoría”; si, los mismos que algunos insisten – hipócritamente - en llamar “hermanos”. La movilización que convocó AIDESEP para celebrar un año del “baguazo” el pasado 5 de junio, tuvo como protagonistas a la RAL y al hermano Paul; en dicha actividad también participaron candidatos políticos y hasta el secretario general de la CGTP, Manuel Coronado. Por eso no me sorprendió que el Ministerio del Interior resuelva quitarle la residencia al ciudadano ingles por su constante “activismo político”. La constitución política del Perú es clara al puntualizar que ningún ciudadano extranjero puede tener ni voz ni voto en temas políticos, en la que solo los peruanos pueden intervenir. Quizás el delito de Paul haya sido ser extranjero en un país donde nadie se siente identificado ni con su gobierno ni con sus paisanos ni - menos - con su política. Habría que recordarle a Rafael Rey, Alan García y a todos aquellos que insisten en expulsar al religioso del país, que un argentino fue quien logró la libertad del Perú del dominio español allá por el año 1821. Hoy me entere que los abogados del hermano Paul lograron que la acción de amparo interpuesta ante el juez Rioja sea aceptada, lo cual dilatara por algún tiempo la resolución ministerial. Sin embargo, el “comodín” Rafael Rey, que ahora parece haberse bautizado bajo las aguas del aprismo, ha dicho que su carpeta insistirá en la expulsión definitiva del religioso aduciendo que este si ha incitado a la violencia en territorio peruano. En un país como el Perú, donde se acepta que una terrorista como Lori Berenson que no pugnó ni las ¾ partes de su condena reciba 30 mil dólares del estado por daños y perjuicios (gracias a organismos internacionales que trabajan para Estados Unidos), debería tomarse con mayor delicadeza la residencia de ciertos extranjeros. Hay algunos que solo vienen a perjudicar la imagen del país como el holandés Vander Slot, que irónicamente aun permanece en Perú, pero también hay otros que vienen a contribuir con este país, ya sea en arte, cultura, deporte, música y, porque no, en política. El único delito de Paul Mc Auley fue denunciar y decir la verdad sobre la inoperancia de las petroleras, la contaminación de los ríos y la deforestación de los bosques que se da en Loreto desde hace buenos años (sin dejar de lado la falta de accionar de las autoridades locales y nacionales), función que directamente le compete al gobierno; pero el buen Paul les ahorro el trabajo, ya que sin ningún tipo de cobro por su servicio al gobierno, ha realizado más trabajo de campo que todo el legislativo y el ejecutivo juntos. Espero que Paul no se vaya del país, de ser así, la gente tendría que empezar a preocuparse por hacer siquiera la cuarta parte de lo que hizo Mc Auley por esta región.
1 comentario:
La verdad en este Pais no no se puede hacer respetar nuestras tierras... No desearia ningún mal a nadie.. pero lo que viven nuestros hermanos indigenas es un infierno.. Los disque llamados padres de la patria no hacen nada solo se encargan de cuidar sus imagen.. gracias a Dios q viven en la capital y que tienen todos los beneficios pero no matemos nuestra Amazonia.. estamos contigo Hermano MC AULEY..Si te vas La selva sera una perdicion..
Publicar un comentario