miércoles, 21 de julio de 2010

¿SE DEBE LEGALIZAR EL MATRIMONIO GAY?

¿Hasta qué punto, en una sociedad, es aceptable que personas del mismo sexo contraigan matrimonio? Respecto al tema, hay dos posturas bien definidas: la primera, asegura que dos personas del mismo sexo no pueden contraer nupcias porque representa una aberración a la ley natural de Dios y va en contra de los principios morales y éticos de una sociedad (que por siglos ha conocido y reconocido solo dos sexos: masculino y femenino); mientras que, la segunda, con sustento legal, postula que los homosexuales (gays, lesbianas, transexuales y travestis) tienen los mismos derechos que cualquier persona; y eso, obviamente, incluye el matrimonio.

La comunidad gay, en la actualidad, agrupa a millones de personas y, a diferencia del siglo pasado, ahora se muestra tal y como es ante una sociedad mundial más tolerante y menos cucufata. Era lógico – y de esperarse – que ese acercamiento iba a implicar algunas exigencias. El primer país en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo fue Holanda, en el 2001; luego, en el 2003, lo hizo Bélgica, dos años más tarde, le tocó el turno a España y a Canadá. Sudáfrica siguió el camino y aprobó la ley de legalidad en el 2006; Noruega y Suecia lo hicieron en el 2009. Portugal y, el único país de Sudamérica, Argentina, fueron los últimos en hacerlo este año.

Es notable que en los países europeos existe una mentalidad mucho más abierta a las orientaciones sexuales que cada persona puede tener; ya que la convivencia por décadas entre personas de diferente procedencia, raza, educación, credo e ideología, ha generado un clima de coexistencia cimentado en la tolerancia, la apertura y, sobre todo, la aceptación (por las cualidades, virtudes, talentos y niveles de educación de cada persona). En nuestro país, ahora se habla de la posibilidad de legalizar el matrimonio gay; sin embargo, hay algunos factores que tendrían que solucionarse antes para dar pase a esta probabilidad.

El matrimonio igualitario, como se le denominó en Argentina, debería ser un derecho para todas las personas (heterosexual, bisexual y homosexual). Si dos personas del mismo sexo quieren casarse y vivir el resto de su vida juntos, es su decisión; muy por encima de lo que diga la iglesia. Porque, el vivir en una sociedad democrática y libre, nos permite aceptar ciertas demandas que deberían ser tema de discusión y no de repulsión. Cada persona sabe lo que hace con su vida; nadie puede juzgar a nadie, solo Dios. Para sintetizar, lo que creo es que los homosexuales, al igual que los heterosexuales, tienen los mismos derechos (no obstante, queda abierto el debate sobre el matrimonio gay y la adopción de niños).

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