La PUCP es un modelo de universidad que promueve no solo la excelencia académica, sino también el pluralismo y la democracia. Palabras que no entusiasman al cardenal Cipriani y que lo han llevado a invocar un pretendido legado de Riva Agüero para sellar en los tribunales su intromisión. El hombre del Opus Dei en el Perú cuenta por ahora con el apoyo de la prensa conservadora y de sectores del gobierno. Estemos atentos a los próximos pasos dados por el Poder Judicial para sacar nuevas conclusiones.
En la Pontificia Universidad Católica del Perú, la sensación de las autoridades, profesores y alumnos, es que el conflicto que la enfrenta con el arzobispo Juan Luís Cipriano va mucho más allá de una desavenencia jurídica en torno al legado de José de la Riva Agüero y la administración de los bienes que dejó como herencia a su muerte. Se cree que la intención de Cipriani sería la de modificar sustancialmente su orientación académica pluralista y darle un giro abiertamente conservador. “Quien controla los recursos maneja todo” admite su vicerrector, Marcial Rubio Correa. La pelea ya se viene librando en los tribunales y tiene para largo.
Cipriani alega que los bienes de la universidad heredados de Riva Agüero deben volver a ser administrados por la junta que se creó para tal fin. La PUCP responde que Riva Agüero la nombró heredera y propietaria absoluta de sus bienes transcurridos veinte años de su muerte, acaecida en 1944, y que por tanto dicha junta ya no tiene prerrogativas administrativas. “Este afán por manejar la vida económica de la PUCP nos dice que hay algo detrás”, señala Rubio. ¿Qué exactamente? Según Rubio, acaso desarrollar otro proyecto de universidad “restringido en sus libertades”. No solamente el vicerrector tiene esta sospecha, sino también los profesores de varias facultades. .
Detrás de esta disputa se vislumbra una ofensiva conservadora. Es mundialmente conocida la tendencia (retrógrada e intolerante) del Opus Dei, prelatura a la cual pertenece monseñor Cipriani. El peligro de restarle a la PUCP su carácter plural, tolerante – advierten los interesados – esta latente. Se teme que se imponga algun tipo de censura en aras de lo que el arzobispo considere, de acuerdo con sus criterios, inadecuado para ser impartido en las aulas de clases.
Cipriano siempre tuvo en la mira a la PUCP, y nunca ha renunciado a convertirla en un claustro en donde el Opus Dei controle sus cátedras y apacigüe su espíritu independiente. Lo que se ha puesto en discusión sobre la mesa no es solamente una herencia. Esta en juego la autonomía de la universidad más influyente del país, un centro del pensamiento libre al que se le quiere colocar una mordaza.
En la Pontificia Universidad Católica del Perú, la sensación de las autoridades, profesores y alumnos, es que el conflicto que la enfrenta con el arzobispo Juan Luís Cipriano va mucho más allá de una desavenencia jurídica en torno al legado de José de la Riva Agüero y la administración de los bienes que dejó como herencia a su muerte. Se cree que la intención de Cipriani sería la de modificar sustancialmente su orientación académica pluralista y darle un giro abiertamente conservador. “Quien controla los recursos maneja todo” admite su vicerrector, Marcial Rubio Correa. La pelea ya se viene librando en los tribunales y tiene para largo.
Cipriani alega que los bienes de la universidad heredados de Riva Agüero deben volver a ser administrados por la junta que se creó para tal fin. La PUCP responde que Riva Agüero la nombró heredera y propietaria absoluta de sus bienes transcurridos veinte años de su muerte, acaecida en 1944, y que por tanto dicha junta ya no tiene prerrogativas administrativas. “Este afán por manejar la vida económica de la PUCP nos dice que hay algo detrás”, señala Rubio. ¿Qué exactamente? Según Rubio, acaso desarrollar otro proyecto de universidad “restringido en sus libertades”. No solamente el vicerrector tiene esta sospecha, sino también los profesores de varias facultades. .
Detrás de esta disputa se vislumbra una ofensiva conservadora. Es mundialmente conocida la tendencia (retrógrada e intolerante) del Opus Dei, prelatura a la cual pertenece monseñor Cipriani. El peligro de restarle a la PUCP su carácter plural, tolerante – advierten los interesados – esta latente. Se teme que se imponga algun tipo de censura en aras de lo que el arzobispo considere, de acuerdo con sus criterios, inadecuado para ser impartido en las aulas de clases.
Cipriano siempre tuvo en la mira a la PUCP, y nunca ha renunciado a convertirla en un claustro en donde el Opus Dei controle sus cátedras y apacigüe su espíritu independiente. Lo que se ha puesto en discusión sobre la mesa no es solamente una herencia. Esta en juego la autonomía de la universidad más influyente del país, un centro del pensamiento libre al que se le quiere colocar una mordaza.
(La República, Semanario Domingo)
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