Otra vez un soldado del Ejército Peruano (“el orgullo de la patria”) fue golpeado dentro de un cuartel general en Iquitos. Hoy en la mañana, a las 8 y media para ser precisos, encendí la radio para escuchar las noticias matutinas. En ese instante, el reportero narraba el maltrato físico al que fue sometido un soldadito dentro del cuartel militar Vargas Guerra (en pleno centro de la ciudad). Por lo que escuchaba, el muchacho estaba sumamente nervioso y asustado, además, se quejaba de fuertes dolores en la cadera y la espalda. El muchacho de 20 años, que responde al nombre de William Hilter Rodríguez, fue “paleado”, según sus propias palabras, por soldados antiguos (que fueron dados de baja), ya que estos pensaron que este sabia el paradero de su primo que desertó del ejército hace algunas semanas.
El maltrato ocurrió el viernes, hace una semana y media. En el hospital Santa Rosa le negaron la atención y medicinas, para variar, le dijeron que vaya a su casa a descansar y que, cuando se sienta mejor, regrese al cuartel. Hasta ahí no se sabia nada, sin embargo, los constantes dolores de este joven, aunados a su mal estado de salud producto de una desnutrición, hicieron que su situación empeore con el pasar de los días. La prensa pudo enterarse de este hecho por el llamado de los vecinos de Willian, quien vive en el Asentamiento Humano Aguas Blancas, al costado de la Av. Guardia Civil (por Pampachica). Hasta el lugar llegó el fiscal del Ministerio Público, Mario Gallo Zamudio, para verificar el estado de salud del soldado, así mismo, la policía hizo el traslado del enfermo hasta el hospital. En breves declaraciones, Hilter dijo haber sido golpeado con un palo a la altura de la cadera y de la espalda. Su padre, Walter Hilter, dijo que estuvo botando sangre – temprano - por la tremenda golpiza que recibió.
A todo esto, que dirán los altos jefes del órgano castrense. ¿Acaso no hay un control o un orden al interior de los cuarteles? ¿Quién monitorea, cuida y dirige a los soldados? ¿Dónde estaban ese momento? El área de comunicaciones del ejército, de la V Región Militar, siempre saca o publica comunicados desmintiendo todo. Para ellos todo funciona de manera perfecta en sus instalaciones. Vuelve a la memoria el caso del soldadito, Javier Pérez Pinedo (19), maltratado y torturado – hace meses - en otro cuartel cercano al de Vargas Guerra (por la Avenida Quiñones). Las autoridades conocen de este tipo de problemas hace tiempo, pero, como suele suceder siempre, no le dan más atención que la del momento. Mayor información mañana.
El maltrato ocurrió el viernes, hace una semana y media. En el hospital Santa Rosa le negaron la atención y medicinas, para variar, le dijeron que vaya a su casa a descansar y que, cuando se sienta mejor, regrese al cuartel. Hasta ahí no se sabia nada, sin embargo, los constantes dolores de este joven, aunados a su mal estado de salud producto de una desnutrición, hicieron que su situación empeore con el pasar de los días. La prensa pudo enterarse de este hecho por el llamado de los vecinos de Willian, quien vive en el Asentamiento Humano Aguas Blancas, al costado de la Av. Guardia Civil (por Pampachica). Hasta el lugar llegó el fiscal del Ministerio Público, Mario Gallo Zamudio, para verificar el estado de salud del soldado, así mismo, la policía hizo el traslado del enfermo hasta el hospital. En breves declaraciones, Hilter dijo haber sido golpeado con un palo a la altura de la cadera y de la espalda. Su padre, Walter Hilter, dijo que estuvo botando sangre – temprano - por la tremenda golpiza que recibió.
A todo esto, que dirán los altos jefes del órgano castrense. ¿Acaso no hay un control o un orden al interior de los cuarteles? ¿Quién monitorea, cuida y dirige a los soldados? ¿Dónde estaban ese momento? El área de comunicaciones del ejército, de la V Región Militar, siempre saca o publica comunicados desmintiendo todo. Para ellos todo funciona de manera perfecta en sus instalaciones. Vuelve a la memoria el caso del soldadito, Javier Pérez Pinedo (19), maltratado y torturado – hace meses - en otro cuartel cercano al de Vargas Guerra (por la Avenida Quiñones). Las autoridades conocen de este tipo de problemas hace tiempo, pero, como suele suceder siempre, no le dan más atención que la del momento. Mayor información mañana.
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